Para vender más, se necesitan más productos... Usemos entonces, las máquinas.
Ya vimos que hay un marco geopolítico en el cual se desarrollaron los principales acontecimientos del siglo XIX y que varió sustancialmente el orden social y económico del mundo: nos referimos a la revolución industrial.
Por revolución industrial debe entenderse la variación en las maneras de fabricar los diferentes artículos, que de ser elaborados a mano pasaron a ser fabricados por máquinas. La revolución industrial fue la consolidación del capitalismo como sistema económico y fue un fenómeno que nació en Inglaterra a fines del siglo XVIII. ¿Por qué en este país? La razón es bien sencilla. En esta época Inglaterra era la nación con mayores nexos comerciales en todo el mundo; tenía tratos con Latino-américa, con sus posesiones coloniales al sur de África, y controlaba la importación de productos vendidos de Oriente al tener a la India como su colonia. Inglaterra se dedicaba a vender a buena parte del mundo lo que de sus importaciones no alcanzaba a consumir en su territorio; en otras palabras, importaba para su auto-abastecimiento y para vender al resto del planeta. Esta situación, para el caso de los textiles, podría ilustrarse con el siguiente esquema:
Textiles hechos en la India. ---->> Son comprados por Inglaterra para su consumo. ---->> Lo que no consume y le sobra, lo vende al resto del mundo.
Inglaterra era, pues, un país comercial por excelencia. Pero otras naciones de Europa también lo eran, y Holanda, especialmente, era una gran competidora comercial. Había, entonces, que enfrentar el mercado con precios bajos, y el importar para volver a vender no favorecía esa posibilidad.
Por lo anterior, en Inglaterra, en la segunda mitad del siglo XVIII, se empezaron a dar una serie de transformaciones en el modo de producción. En principio se pensó, que una solución era aumentar la cantidad y la calidad de los artículos producidos en el propio país y, fue así como nació el sistema de la manufactura. Este consistía en que varios obreros eran reunidos en un mismo taller para hacer los artículos a mano. Sin embargo, como los seres humanos tienen un límite en su capacidad productiva y el mercado exigía cada vez más cantidad de productos, las máquinas se convirtieron en una necesidad. De esta manera, se pasó del sistema de la manufactura al sistema fabril; este último consistía (y consiste), en que en un mismo lugar, llamado "fábrica", se reunía a un grupo de obreros para que manejaran una maquinaria determinada y así se produjeran más artículos.
Con las máquinas, el número de productos fabricados aumentó considerablemente, pero al mismo tiempo el número de obreros necesarios para fabricarlos se redujo de modo ostensible. El desempleo y el paro generalizado fueron las consecuencias más importantes, a nivel social, que trajo el sistema fabril. Por eso se explica que, cuando apareció la primera máquina, utilizada en el campo de los textiles y que se llamó la "spining jenny", cinco obreros quedaron sin empleo; la "spining", que empezó a funcionar en 1765, era manejada por un solo hombre y reemplazaba el trabajo de seis ruecas que eran, a su vez, manejadas por seis hombres.
La revolución industrial implicó una variación en la manera de producir mercancías: éstas pasaron de la elaboración manual a la fabricación por máquinas.
Observen a un grupo de obreros trabajando en una de las primeras fábricas mecanizadas.
Otra importante creación de esta era de la industrialización fue la máquina de vapor, ingeniada por James Watt en 1776. La máquina de vapor se convirtió en la principal fuente de energía para hacer funcionar las industrias, y tendría vigencia hasta que fuera reemplazada por los motores movidos por petróleo y por la energía eléctrica en los últimos años del siglo XIX.
Después de 1780, las innovaciones en la maquinaria se sucedieron una tras otra, siendo la más importante la que se dio en 1825 cuando se inauguró el primer ferrocarril en Inglaterra; la locomotora sería el invento más destacado de la época, porque fue para muchos la materialización de la idea del progreso científico-técnico, en el cual todos creían ciegamente.
Al aumentar su producción interna, Inglaterra pasó de ser un país importador a ser exportador. El esquema del mercado inglés, en el campo de textiles, quedó de esta forma:
India deja de vender textiles y empieza a comprarlos a Inglaterra. <<---- Inglaterra es el fabricante de textiles. ---->> El resto del mundo compra a Inglaterra.
La utilización de las máquinas en la producción de mercancías aumentó la cantidad de las mismas, pero simultáneamente generó otro fenómeno social: el desplazamiento del obrero, el aumento de los índices de desempleo y el deterioro de la vida humana de las clases pobres.
De los textiles fabricados en Liverpool y Manchester, principales centros industriales británicos, se abastecieron muchas regiones del planeta. Incluso, en nuestro país, cuando entonces se llamaba la Nueva Granada, hacia 1850, se mermaron los impuestos de aduana para que los artículos europeos entraran más fácilmente; de este modo, los neogranadinos más ricos empezaron a aumentar el consumo de las confecciones inglesas y de otros productos europeos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario