El racionalismo es una corriente de pensamiento que reconoce que la razón se basta para el conocimiento. Huye, por tanto, de toda creencia infundada o superstición y no reconoce más evidencia que la aportada por la sola luz de la razón.
En el contexto de la filosofía, este término denomina una corriente filosófica surgida en el siglo XVII y que tiene como representantes principales a:
- René Descartes (La Haye, Francia, 1596-1650).
- Nicolás Malebranche (París, 1638-1715).
- Baruch Spinoza (Ámsterdam, 1632-1677).
- G. Wilhelm Leibniz (Leipzig, 1646-1716).
Se suele contraponer el racionalismo a otro movimiento aparecido paralelamente en Inglaterra, el empirismo de Locke, Berkeley y Hume, que analizaremos en el tema siguiente.
Los rasgos principales de la filosofía racionalistas son los siguientes:
A. Plena confianza en la razón humana. Los racionalistas entienden que la razón es la única facultad susceptible de alcanzar la verdad. La oposición medieval entre razón y fe es sustituida ahora por la contraposición entre verdades racionales frente a los engaños o ilusiones de los sentidos. La razón se opone a sensibilidad, experiencia, conocimiento propio de los sentidos, no a fe. Existe una propuesta subjetivista: el hombre es un ser vuelto sobre sí mismo. Las cosas son sólo conocidas en las ideas. La realidad del mundo ya no es evidente, tiene que ser deducida. Se niega, pues, la experiencia sensible.
B. Existencia de ideas innatas. Los racionalistas siguen la tradición de Platón, que entendía que el conocimiento verdadero podía ser alcanzado a través del recuerdo, al estar las ideas de algún modo "presentes" en el alma humana. Los racionalistas afirman que la conciencia posee ciertos contenidos o ideas en las que se encuentra asentada la verdad. La mente humana no es un receptáculo vacío, sino que posee naturalmente un número determinado de ideas innatas. A partir de estas ideas se fundamenta deductivamente todo el conocimiento. Su característica principal es la evidencia. En Descartes, las ideas innatas y, dentro de ellas, la ideas de Dios garantizan y son la base para la plena certeza de todos los saberes, desde la física hasta la metafísica.
C. Búsqueda de un método adecuado para el razonamiento. Los racionalistas toman como modelo el método utilizado por la matemática y la geometría. Descartes lo desarrolló en su obra "Reglas para la dirección del espíritu"; Spinoza en el "Tratado de la reforma del entendimiento" y Leibniz en su obra "De arte combinatoria". Este método no sólo pretende escapar del error, sino conseguir, además, la unificación de las ciencias e incluso la creación de una mathesis universales o ciencia cierta de carácter universal que pudiera utilizar un lenguaje simbólico matemático con el que analizar y reducir a lo simple (lo cierto) toda proposición compleja de la ciencia. El método tiene por finalidad la conquista de la verdad a través de la búsqueda de los elementos evidentes que son conocidos mediante una intuición intelectual (a priori), independiente del ámbito de la experiencia.
D. Propuesta metafísica basada en la idea de sustancia. La metafísica racionalista reduce la división categorial de Aristóteles a tres únicos fundamentos: sustancia, atributos (esencia o naturaleza de la sustancia) y modos (calificaciones, afecciones y variaciones de la sustancia). Suelen entender por sustancia "aquello que existe de tal manera que no necesita ninguna otra cosa para existir" (Descartes). La sustancia es la primera idea innata, de la que todo se deriva por proceso deductivo. No todos los pensadores racionalistas admitieron el mismo número de sustancias, ni le otorgaron las mismas características:
- Descartes afirmó la existencia de tres sustancias distintas (res infinita o Dios, res cogitans o pensamiento y res extensa o sustancias corpóreas).
- Spinoza afirmó la existencia de una única sustancia: "Deus, sive natura".
- Leibniz, sin embargo, señalaba la existencia de infinitas sustancias simples o mónadas.
E. El mecanicismo. Descartes y Spinoza aceptan la visión científica del mundo predominante en el siglo XVII. El mundo es concebido como una máquina despojada de toda finalidad o causalidad que va más allá de la pura eficiencia. Las causas eficientes son sólo movimientos que dan lugar a otros movimientos. Todo es explicado por choques de materia en el espacio (lleno) y no existen fuerzas ocultas o acciones "a distancia". El mundo es como un mecanismo gigante cuantitativamente analizable. Descarte extenderá esta explicación a los cuerpos de los animales e incluso al humano, si bien dejó al margen el alma humana o sustancia pensante.
Como hemos visto en el renacimiento frente al organicismo aristotélico se impone en la época moderna el mecanicismo. Frente a la concepción de un universo como un gran organismo natural, regido por causas finales y en el que participan fuerzas antropomorfas (amor, odio...) y en el que se interesan por el qué eran las cosas, la ciencia moderna explica el universo como una máquina.
En este mecanismo no hay más que la materia y el movimiento con sus leyes. Todo queda reducido a lo medible. Las causas que cuentan ahora son las eficientes y sólo interesa cómo ocurren los fenómenos. La reducción de los elementos significativos a los cuantificables permitió la matematización de lo real. Autores destacados en este aspecto son Galileo y Descartes.
Desde esta nueva perspectiva se crea un mundo abierto, indefinido, gobernado por leyes formulables matemáticamente que permiten la predicción: ¡sirven en la práctica! Y todo por someter la realidad física a conceptos matemáticos: "El libro de la naturaleza está escrito en caracteres matemáticos", decía Galileo. El nuevo concepto de ser el que más importa será lo cuantificable: su masa y su fuerza.
La física deja de lado a la metafísica y explica todo por causas mecánicas independientes de todo proceso teleológico. En este determinismo surgirá el problema de la libertad del hombre. Pero en este nuevo universo mecánico el hombre ya no encuentra su lugar y se repliega en la intersubjetividad. La nueva filosofía estará centrada en el sujeto.
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