Las leyendas griegas narran hazañas fantásticas realizadas por héroes. Veamos algunas:
Hércules: Héroe nacional. Mató la Hidra de Lerna, destruyó a las terribles guerras amazonas; encadenó a cancerbero, el espantoso perro de tres cabezas, guardián de los infiernos; exterminó a los Centauros; ayudó a Atlas a cargar el cielo, etc.
Perseo (Leyendas de la Argólida). Con las alas que le prestó Mercurio atacó y cortó la cabeza de Medusa, monstruosa Gorgona que petrificaba con la mirada. De la sangre vertida nació Pegaso, el caballo alado.
Belerofonte (Leyendas corintias). Montado en Pegaso, hijo de Medusa, atacó y dio muerte a la Quimera, monstruo con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón que arrojaba por las fauces torbellinos de llamas.
Jasón y el Vellocino de Oro (Leyendas de Tesalia). Con cincuenta héroes, entre ellos Linceo de agudísima vista y Orfeo que acallaba con su armoniosa lira los cantos de las peligrosas sirenas, se dirigío a conquistar un tesoro que el mito simbolizaba bajo la forma de un vellocino de oro, guardado por un dragón espantoso, al cual mató. Con este mito quisieron los griegos referirse a una expedición para exterminar a unos piratas que tenían sus guaridas en las costas del Egeo.
Edipo (Leyendas tebanas). Abandonado, al nacer, en una montaña porque su padre Layo, rey de Tebas, temía que más adelante lo mataría, según el oráculo, fue recogido por unos pastores y llevado a Corinto. Ya joven, se encontró en una encrucijada del camino con un desconocido, tuvo disputa con él y le dio muerte, sin saber que era su padre.
Yocasta, madre desconocida de Edipo, prometió la mano a quien liberara a Tebas de la Esfinge, monstruo con cuerpo de león y cabeza de mujer, que devoraba a los transeúntes porque no le descifraban un indescifrable enigma que les proponía. Edipo se le enfrentó, descifró su enigma y la Esfinge se arrojó al mar. Edipo pasó a Tebas y obtuvo en matrimonio a Yocasta, sin saber que era su madre. Al conocer la verdad, se desterró a Colonos en donde la tierra se abrió a sus pies hasta tragárselo.
El centauro Quirón (Leyendas tesalienses). Tesalia decía ser la patria del sabio centauro Quirón, hábil cirujano que en una gruta abrió su escuela, donde se educaron los héroes griegos. Cuando murió, según la leyenda, fue trasladado por Zeus al zodíaco, donde lleva el nombre de Sagitario.
En el catálogo de sus discípulos figuran:
Esculapio, dios de la medicina, cuyos símbolos eran el gallo y la serpiente, emblemas de la vigilancia y de la prudencia respectivamente.
Peleo, yerno de Quirón, quien casó con Tetis, la ninfa de los pies de plata, madre de Aquiles, a quien, al nacer éste, lo sumergió en la laguna Estigia, baño que lo hizo invulnerable, menos en el talón por donde lo tomó. a la boda de Tetis con Peleo fueron invitados todos los dioses, menos Discordia.
Teseo, héroe que salvó a Atenas de los bandidos, entre ellos Procustes quien extendía sus víctimas sobre un lecho: si eran más largas que éste, les cortaba los pies, y si mñas cortas las estiraba con cuerdas hasta que dieran la justa medida. Libertó también a Atenas del monstruo Minotauro.
Leyenda de Tántalo. Este personaje dio muerte a su padre Pélope y sirvió su cuerpo a los dioses en un banquete del que solo comió Ceres, la diosa de la agricultura. Zeus castigó a Tántalo sometiéndolo a sufrir hambre y sed devoradoras, metido hasta el cuello en un río, sin poder beber porque al intentarlo las aguas huyen de sus labios y bajo árboles llenos de frutos que tampoco puede coger porque cuando alarga sus manos, las ramas se levantan.
Descendientes de Pélope fueron Menelao y Agamenón, el primero de los cuales casó con Helena, a quien raptó Paris, hijo del rey de Troya.
Presagios. Oráculos. Los griegos creían que los dioses les enviaban avisos previos de lo que pensaban hacer. Esos avisos, llamados presagios, se podían conocer especialmente observando el vuelo de las aves (augurios), o abriendo una víctima para examinarle el estado de salud o enfermedad de sus entrañas (auspicios).
También creían que los dioses les daban a conocer su voluntad por ciertas revelaciones llamadas oráculos, las que hacían por intermedio de sacerdotes o sacerdotisas. El más antiguo de esos oráculos es el de Dodona (en Epiro), en el cual creían oír la voz de Zeus en el susurro de una encinas sagradas. Pero el más venerado de todos los oráculos era el de Apolo en Delfos.
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