En el Congreso de Viena, Francia fue confinada a las fronteras que tenía en 1789 y permaneció con sus territorios estables, a excepción de las provincias de Alsacia y Lorena, arrebatadas por Alemania al final de las guerra franco-prusiana (1870).
El gran período de construcción de canales fue la primera mitad de siglo. Los ríos Sena, Marne y Yonne fueron canalizados y en 1869 Francia tenía 4.650 Kilómetros de canales fluviales. el río Ródano la comunica con el Mediterráneo en el puerto de Marsella y el río Loira atraviesa el territorio francés para desembocar en el importante puerto de Nantes, sobre el océano Atlántico. Bañada por innumerables ríos, Francia no tiene regiones secas ni tampoco su suelo es demasiado húmedo (ver mapa 1.5).
Por su parte, Bélgica y Holanda, a pesar de ser pequeños territorialmente, aprovecharon al máximo la ventaja que les daba el mar. Vecinos próximos de Inglaterra, imitaron en lo posible el modelo mercantilista y la técnica naviera. Los países bajos impusieron en su economía una organización admirable; en ambos países el gobierno parlamentario demostró ser muy eficaz en la administración de la riqueza nacional. Se llevaron a cabo reformas técnicas en la agricultura (Bélgica) y en la industria (Holanda) (ver mapa 1.5).
En Bélgica sobresale por su importancia el puerto internacional de Amberes. A mediados del siglo, la nación belga se había convertido en una respetable potencia industrial y en 1850 producía 6 millones de toneladas de carbón. Además de poseer una rica cuenca hullera en la región de Lieja, contaba también con una próspera agricultura y un comercio agilizado por la canalización de casi todos los ríos.
En Holanda, además de los famosos "polders" (territorios ganados al mar), se destacan el puerto de Amsterdam y el puerto de Rotterdan, comunicados entre sí por medio de canales.
Los holandeses, además de extender su fértil territorio, comunicaron mediante canales las zonas de producción agrícola, hullera e industrial con los puertos marítimos. Los ríos Mosa, Escalada y Rhin fueron conectados con Amsterdam y ésta, a su vez, con el mar mediante el canal del mar del Norte.
Con vecinos como Inglaterra, Francia y Prusia, los países bajos no tenían más alternativa que industrializarse y hacerse fuertes, pues de lo contrario, podías fácilmente ser devorados por las ambiciones de las demás potencias.
En Prusia, el espacio geográfico es diverso y variado. Desde el oriente, en los límites con la Polonia rusa, hasta la rica provincia de Westfalia, el Imperio prusiano gozaba de extensas tierras aptas para la agricultura, pero también poseía ricos territorios donde se desarrolló vigorosamente la industria.
La región de Silesia (sobre el río Oder), los territorios de Sajonia (bañados por el río Elba), y la provincia de Westfalia (atravesada por el Rhin), son los centros más importantes de industrialización. El río Rhur, afluente del Rhin, forma una rica cuenca rodeada de grandes campos carboníferos. en esta zona se estableció la más pujante industria alemana y en 1870 el Rhur producía el doble de carbón que todas las hulleras de Francia (ver mapa 1.5).
La construcción de diques y la supresión de meandros a partir de 1840, dan muestra del cuidado que merecían estos dos importantes ríos alemanes.
Desde el Congreso de Viena, el territorio alemán quedó disperso en 39 estados. En 1834, Prusia asumió el liderazgo político de la Unión Aduanera Germánica (llamada "Zollverein"), de la que Australia fue excluida. Entre los miembros de la Zollverein, además de Prusia, los más importantes eran Baviera, Wurtemberg, Hannover, Sajonia y Baden. El resto eran principados, ducados, pequeños reinos y algunas ciudades libres. La Confederación Alemana se fortaleció en 1866 al final de la guerra austro-prusiana, con la anexión a Prusia del reino de Hannover, el electorado de Hesse-Nassau y la ciudad libre de Frankfort. Ya en 1871, se logró el ideal de la unidad germánica y la riqueza de los territorios fue la principal base del potencial económico alemán.
En promedio de la convulsionada Europa, Suiza se levanta sobre la cadena montañosa de los Alpes. La posición estratégica del territorio suizo condujo a que fuera declarada (al igual que Luxemburgo) país neutral. Entre sus recursos naturales sobresale la producción de ganado vacuno, que ha hecho famosa a Suiza por sus quesos y productos lácteos.
Reyes, C.; Almario, O. y Ortiz L. J. (1994). HOMBRES, ESPACIO Y TIEMPO (2da ed.). Colombia: SUSAETA EDICIONES.
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