En España sólo dos regiones presentan una industria activa: Cataluña, constructora de buques de vapor y maquinaria textil, y la región de las Provincias Vascas, poseedora de yacimientos de hierro.
La península Ibérica ofrece una gran variedad de regiones, la mayoría aptas para las labores agrícola (ver mapa 1.8). El Noroeste, sobre el mar Cantábrico, es muy húmedo; la meseta Central, seca y plena de cultivos de cereales; las tierras del sur, como Granada, Jaén y Sevilla, cálidas y óptimas para los huertos y el cultivo de la vid. La industria siderúrgica y los viñedos españoles ven su época de esplendor sólo a finales del siglo.
Los ríos españoles son poco navegables debido a que el territorio es muy quebrado. Sobresale el río Guadalquivir, que riega un fértil valle en su desembocadura y es navegable hasta la provincia de Córdoba. La pérdida de las colonias y el restablecimiento de las clases privilegiadas llevaron a España a un profundo estancamiento comercial.
Así como el régimen español se apropió de las riquezas americanas, sus propias riquezas fueron explotadas por las demás potencias europeas. A partir de 1865, salieron de España hacia el exterior 225 millones de toneladas de hierro; por esta razón. un diputado de las Cortes españolas decía en 1874: "sólo nos falta entregar el aire que respiramos".
En 1859, Lombardía fue anexada al poderoso reino de Piamonte-Cerdeña, gracias a la transacción de Víctor Manuel II. Con la posterior adquisición de la provincia de Venecia en 1866, y la conquista de los reinos de Secilia y de los Estados Pontificios, se logró en 1870 la unidad territorial italiana.
Sin embargo, la diferencia geográfica y económica entre Italia del Norte y la Italia del Sur se mantendrá hasta nuestros días. Los reinos de Piamonte, Venecia y Lombardía llevaron a lo largo del siglo XIX una vida económica muy emparentada con el norte del continente, y por eso son más industrializados. En la fértil llanura de los ríos Po y Adigio se desarrolló el trabajo agrícola tecnificado. Las nacientes industrias en Turín y Milán se fortalecieron después de 1850, acentuando su predominio económico (ver mapa 1.8).
Los territorios del sur de la península Itálica son bastante montañosos, Volcánicos y estaban dominados por el clero y la propiedad basada en la servidumbre. Los ríos, de corta extensión, bañan territorios en los que predominaban los cultivos arcaicos de remolacha azucarera, los huertos y la cría de ganado lanar.
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