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lunes, 25 de abril de 2016

RUSIA Y EUROPA ORIENTAL

A partir de las revoluciones liberales de 1830, en Europa se distinguen dos grandes bloques geográficos y políticos: Europa Occidental, donde la burguesía se convirtió en una clase social dominante, y Europa Oriental, donde las potencias conservadoras se mantuvieron unidas. El ímpetu revolucionario y las ideas liberales no tuvieron fronteras, pues influyeron aun en los nacientes Estados americanos. Sin embargo, en los territorios orientales de Europa las monarquías, grandes o pequeñas, gozaron de bastante estabilidad por lo menos hasta 1860.


En Rusia, la aristocracia estuvo bastante influenciada por la cultura occidental burguesa, pero a pesar de ello, el creciente potencial económico de los rusos no se basó en concepciones liberales y mercantilistas de la economía, sino en la expansión del territorio y en el fortalecimiento del régimen aristocrático.

Al este del río Elba, entre Rusia y los Balcanes, prevalecieron en el siglo XIX la gran propiedad señorial y la servidumbre. En Rusia, las nuevas industrias (trabajos textiles domésticos o en pequeña escala) sólo empezaron a desarrollarse después de 1860.

Territorialmente, al Imperio ruso no le podían imponer fronteras ni la diplomacia ni la geografía. En 1860 se completó la conquista de los vastos y ricos territorios de Asia. De este modo, el poder del Zar se extendió hasta las costas del océano Pacífico por las tierras casi despobladas y cubiertas de nieve de Siberia.


Son muchos los recursos materiales de Rusia. Los montes Urales son ricos en hierro, cobre, platino y oro. La mayoría de las tierras están cubiertas de bosques y pantanos y las regiones europeas del Imperio ocupan una vasta planicie regada por ríos caudalosos que permanecen congelados gran parte del año. Varios de estos ríos









La política zarista estuvo dirigida al fortalecimiento del régimen aristocrático y a la expansión territorial. El poder del Zar se extendió hasta el Pacífico por las tierras de Siberia. En la fotografía se aprecia la Taiga Siberiana, la cual se caracteriza por los inviernos rigurosos de escasa lluvia alternados con veranos muy cortos, y su flora está constituida por bosques de coníferas.








fueron canalizados uniendo el mar Caspio con San Petersburgo. Entre los más sobresalientes, por su importancia para la navegación, están el Volga, el Don y el Dniéper (ver mapa 1.7).

La cría de ganado lanar abundaba en las zonas de la estepa meridional; en la región de Ucrania, llamada "El granero de Rusia", se establecieron cultivos de trigo para el consumo interno y la exportación.

La explotación de bosques de coníferas y la expansión de la tierra cultivable hicieron de Rusia uno de los principales productores de madera y de productos agrícola.




En una época de creciente comercio, Rusia tenía pocos puertos marítimos de exportación, por lo cual le interesó mucho adquirir mares que la pusieran en comunicación con Europa. Por su tendencia sistemática a expandirse hacia el mar Negro, el Imperio ruso entró continuamente en conflicto con los turcos, de la región del Cáucaso y del estrecho de los Dardanelos.

La carrera expansionista puso a combatir a los rusos contra Turquía, Francia, Inglaterra y el Piamonte en la guerra de Crimea (1854-1856) (ver mapa 1.11). Al final de la guerra se confirmó un tratado que limitó el avance ruso sobre los territorios de Moldavia, Valaquia y Bulgaria. De este modo, se contrarrestó la creciente fuerza que Rusia estaba adquiriendo en el este de Europa y en el mar Mediterráneo. 





Al igual que Rusia, el Imperio austro-húngaro se mantuvo anclado al sistema de gobierno monárquico, pero a diferencia de sus vecinos del noreste, Austria y Hungría no poseían la potencia económica que tenía el Estado del zar. En la región de Hungría prevaleció la agricultura extensiva y la posesión de la tierra por parte de la vieja aristocracia. El vasto territorio estaba habitado por varios pueblos de distinta lengua y diversa cultura (croatas, eslavos, checos). La zona occidental del Imperio (conformada por las regiones de Bohemia, Moravia y algunos reinos como Baviera y Baden) fue ampliada con la adquisición en 1815 de los territorios de Dalmacia, Venecia y Lombardía. Estas dos últimas provincias y Hungría rivalizaron permanentemente con Austria, lo que debilitó bastante el poder imperial.

El primer golpe fuerte lo recibió la monarquía austro-húngara en 1834 con la Unión Aduanera encabezada por Prusia y conformada por todos los demás pueblos germánicos. A esa confederación, en la que Austria no fue incluida, se anexaron en 1836 Sajonia, Turingia, Nassau y la ciudad libre de Frankfort.


Poco a poco el Imperio fue desmembrado y arrinconado en la región oriental, donde predominaba una economía agrícola atrasada y con mucha servidumbre. A pesar de existir Europa Oriental pequeños sectores industrializados, la monarquía aristocrática, antiliberal y antimercantilista, fue la figura dominante y ejerció su dominio sobre unos territorios muy aptos para la agricultura latifundista y señorial.




El relieve predominante en Europa Oriental es la llanura. Los montes Cárpatos separan la llanura húngara de la de Polonia y de la Gran Rusia, que se interrumpe en los montes Urales y continúa en Siberia.


Al occidente de los montes Cárpatos está la meseta de Bohemia, en los límites con el reino de Baviera (Prusia).


Entre los ríos más importantes están el Vístula (que baña gran parte de la Polonia rusa), y el Danubio (el más largo después del Volga), por el cual se deslizaban desde 1822 barcos de vapor cargados de trigo y de productos agrícolas. Sin embargo la importancia comercial del río Danubio siempre fue muy inferior a la del río Rhin (ver mapa 1.7).

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