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domingo, 15 de enero de 2017

SIGLO DE PERICLES

Pericles. Obtenido el triunfo en las Guerras Médicas, gobernó a Atenas el ilustre Pericles (461-429 a. de C.), orador admirable, político eminente, protector de los artistas. Bajo su patrocinio florecieron las artes y las letras de tal manera que se ha llamado "Siglo de Pericles" el siglo V a. de C., dentro del cual gobernó aquel insigne hombre.

En dicho siglo brillaron:

En la arquitectura: Ictinos y Calícrates, constructores del Partenón, el más bello edificio del mundo, de estilo dórico y puro mármol pentélico.

En la escultura: Fidias, el escultor-cumbre de Grecia, al cual se deben las estatuas de Atenea para el Partenón, el Zeus Olímpico para Olimpia, cuyo rostro sereno y majestuoso no tiene par, lo mismo que los frisos del Partenón que representan las Tres Parcas y la procesión de las Panateneas. También Policleto, escultor del admirable Doríforo, y Mirón cuya estatua el Discóbolo es una obra espléndida de arte.


En la pintura: Zeuxis y Parrasio. En el siglo IV brilló Apeles, el más notable de todos.

En la tragedia sobresalieron los tres grandes dramaturgos del mundo: Esquilo, sófocles y Eurípides.

Zeus Olímpico

En la comedia: Cratino y Aristófanes, agudos satíricos.


Discóbolo al final de la carrera

En la poesía lirica: anacrente, autor de magistrales odas y Píndaro, príncipe de los poetas líricos en la oda heroica.

En la fábula, Esopo, considerado como modelo en este género.

En la historia: Heródoto, llamado "Padre de la Historia", Tucídides y Jenofonte.

En la filosofía: Socrátes (470-400), el folósofo de la moral, y su discípulo Platón (429-347), gran metafísico.

En la medicina: Hipócrates (460-374), "Padre de la Medicina", autor de célebre "Juramento médico".

Otros hombres ilustres de Grecia. aparte de los pertenecientes al Siglo de Pericles, la nación helénica pridujo, en número considerable, pensadores, artistas y sabios.

Mencionaremos a Homero (S. IX a. de C.), a quien se atribuyen los dos famosos poemas épicos la "Ilíada" y la "Odisea". A los filósofos Thales de mileto (600 a. de C.), Heráclito (576-480),  Parménides (460 a. de C.), etc., sin contar los grandes pensadores del período helenístico (S. IV a. de C.), entre ellos el mayor filósofo de la humanidad, Aristóteles, los cuales mencionaremos a su tiempo.

No sin razón, Grecia es llamada la "Patria de la Inteligencia".

Ordenes arquitectónicos. En la arquitectura griega hallamos tres órdenes: El severo dórico, de columna acanalada, cuyo modelo es el Partenón; el gracioso jónico, con su capitel adornado en forma de volutas o espirales; el lujoso corintio, cuya columna es muy adornada y su capitel imita las hojas de acanto.


Tres estilos de columnas. Dórica. Jónica. Corintia.
Fidias (500-431 a. de C.). Fue el gran escultor griego, que se distinguió por la sublimidad de sus obras, entre las cuales descuellan las estatuas de Zeus o Júpiter de Olimpia y la Palas Políada que cinceló para el Partenón. Amabas eran criselefantinas, es decir, de oro su ropaje y de marfil sus carnes. En el basamento del colosal Zeus Olímpico se veían bajos relieves que representaban las Horas (deidades guardianas de las puertas del cielo) y las Gracias (deidades de belleza seductora, llamadas también Cárites). La Palas Políada del Partenón tenían un soberbio pedestal de 15 metros. Su traje virginal y su gracia severa inspiraban respeto.


Apeles fue el pintor magistral, autor de la famosa Venus Anadiómene y de los retratos de grandes hombres de la época.

EL DRAMA. Tuvo su origen en Grecia, en sus dos formas principales: la tragedia y la comedia. Tespis, contemporáneo de Solón, es el más antiguo poeta dramático: en las vendimias divertía al pueblo colocándose monstruosos cuernos en la frente y entablando diálogos con la multitud. Frínico fue el primero que introdujo mujeres en las representaciones.

La tragedia, palabra que significa "canto del macho cabrío" porque en su origen consistía en cantar un ditirambo en honor de Dionisos o Baco, mientras se sacrificaba un cabrón, nació, como se observa, en las fiestas religiosas del dios del vino. Llegó a su mayor altura con Esquilo, Sófocles y Eurípides.

Esquilo (s. VI a. de C.), "padre de la tragedia", luchó en su juventud contra los persas en las Guerras Médicas. Fue maestro de coros y compuso 70 tragedias, tres de las cuales forman la "Orestíada", leyenda de Orestes, considerada como la más grandiosa creación poética del pueblo heleno, después de la Iliada. En ella aparece Orestes, el hijo de agamenón, dando muerte a su madre Clitemnestra y al amante de ésta, Egisto, cuya pasión la arrastró a degollar a su esposo legítimo. La escena es terrible: cuando se representó por primera vez algunas mujeres cayeron desmayadas y el público tembló de espanto. La causa de Orestes es llevada ante el tribunal supremo, el Areópago, donde el criminal queda absuelto, gracias a la intervención de Apolo. Las divinidades infernales se irritan por el fallo pero Minerva las aplaca y hace que entonen un cántico por la fortuna de los atenienses: "Que con ellos conspiren la tierra y las olas, el cielo y los vientos; que el sol envíe rayos propicios a sus fértiles campos, que jamás sople allí el aire apestado, ni se produzcan los estremecimientos de la Discordia".


Sófocles (s. V a. de C.). Disputó el premio a Esquilo en las fiestas Dionisias y mereció la palma. Entre sus piezas inmortales citaremos a "Antígona", "Edipo Rey", "Edipo en colona".
Como su vida se prolongara bastante (alcanzó a 90 años), uno de sus hijos, impaciente por gozar de su herencia, lo acusó de hallarse incapacitado para administrar sus bienes por haber perdido su fuerza mental, Sófocles, por toda defensa, leyó a los jueces su "Edipo en colona" que acaba de escribir, y el jurado, lleno de entusiasmo, rechazó la torpe demanda. Sobre la tumba del insigne dramaturgo colocaron los atenienses una golondrina de bronce, emblema del canto. El poeta Simmias de Tebas escribió para el genial escritor este epitafio: "Brotes de la yedra, abrazad suavemente el túmulo de Sófocles y derramad la verde cabellera sobre el sepulcro del que duerme; humedécelo, rocío, y que la vid enlace contigo sus pámpanos para honrar al poeta de sabios y melodiosos pensamientos, formado bajo las Gracias en el coro de las musas".

Eurípides (s. V a. de C.), hábil en la pintura de las pasiones humanas, se inmortalizó con varias tragedias, de las cuales mencionaremos a "Medea", "Hécuba", "Ifigenia en Táuride". Pinta a lo vivo la exaltación de las pasiones, la venganza, el amor en sus múltiples facetas. "Su drama no se produce entre el cielo y la tierra, se agita en el corazón del hombre".

LA COMEDIA. También tuvo su origen en Grecia. Su nombre significa "canto de aldea" (Kome, aldea, ode, canto), porque en un principio consistió en alegres cantos, con gestos burlescos, que entonaban los aldeanos durante las vendimias, en honor de Dionisos, el dios del vino. El más antiguo escritor de este género fue Cratino, quien satirizó en sus obras al gran Pericles. Aristófanes alcanzó inmensa fama por su agudeza fina y picante.


LA FABULA. "Padre de la Fábula" ha sido llamado Esopo (s. VI a. de C.) Era "feo, tartamudo y jorobado" y es inventor del apólogo. Muy celebrado ha sido su discurso sobre "las lenguas". Su amo janto le ordenó un día comprar lo mejor que hubiera en el mercado, y Esopo compró lenguas que sirvió varios días a su amo y amigos. Como éstos se manifestaran cansados de comerlas, Esopo les dijo: "¿Pues qué cosa puede haber mejor que la lengua? Es el lazo de la vida civil, la clave de las ciencias, el órgano de la verdad y la razón; con su auxilio se construyeron las ciudades y se las civiliza e instruye; con ella se persuade y se reina en las asambleas, y cumple uno con el primero de los deberes, que es alabar a los dioses".

Oído lo cual dijo Janto: tráeme mañana lo peor que haya en el mercado. Esopo no compró más que lenguas y las hizo servir, diciendo: "Es la madre de todas las discusiones y pleitos, el origen de las divisiones y las guerras, lo es igualmente del error y de la calumnia. Por ella se destruyen las ciudades y es el órgano de la blasfemia y la impiedad".


En literatura, la expresión "las lenguas de Esopo" se emplea para señalar aquellas cosas que, según el aspecto por donde se miren, pueden ser alabadas o censuradas.

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